
Ya no es ningún secreto que BLACK SABBATH no estaba en su mejor época cuando arrancaron su gira presentación del álbum "Never Say Die!" en el verano de 1978. Además de estar enganchados al alcohol y a la cocaína, los miembros de la banda presentaban un disco del que no estaban orgullosos y que no fue bien recibido por sus fans.
Cuando BLACK SABBATH llegó a casa buscaron consuelo aumentando su apuesta por el abuso de drogas y alcohol. No solo "Never Say Die!" fue una decepción, su predecesor, "Technical Ecstasy" (1976), fue también un fracaso, algo especialmente duro para el vocalista Ozzy Osbourne.
Antes de unirse a BLACK SABBATH, su familia y compañeros lo maltrataron física y mentalmente. No fue hasta que lideró la banda cuando desarrolló un nivel de confianza y autoestima suficiente como para salir adelante. De repente, su miedo volvió a aparecer y le hizo reacio a trabajar en un nuevo álbum con SABBATH. Para aliviarse y desentenderse de sus problemas, Ozzy bebió, consumió drogas e no dejó de poner excusas para no cantar.
El 27 de abril de 1979, después de varios intentos de que Ozzy volviera al equipo, BLACK SABBATH despidió a su cantante principal. El guitarrista Tony Iommi comentó lo siguiente:
"Simplemente no podíamos continuar con Ozzy. Por mucho que todos quisieran que lo hiciéramos, simplemente no podíamos hacerlo. No pasaba nada y habría significado el final de la banda. No queríamos despedirlo, pero teníamos que hacerlo si queríamos continuar".
El despido de Osbourne no salió de la nada. En 1978, BLACK SABBATH alquiló una casa en Los Ángeles para comenzar a escribir la continuación de "Never Say Die!". Convirtieron el garaje de la casa en un estudio de grabación. Pero tan pronto como comenzaron a crear música, Ozzy desapareció de repente. Durante seis semanas, nadie supo dónde estaba.
En el libro "Louder Than Hell: The Definitive Oral History of Metal", Iommi comenta lo siguiente:
"Ozzy iba a clubes y no volvía a casa. Llegó a una etapa en la que le daba todo igual. Se vino abajo sobre nosotros".
Con Ozzy desaparecido en combate, el resto de la banda se vio sin fuerzas. Podrían haber escrito el álbum sin él, y de hecho, eso es lo que Geezer Butler, que había dejado de consumir drogas en 1976, quería hacer. Pero Iommi utilizó la ausencia de Ozzy como una excusa para emborracharse y drogarse, y el baterista Bill Ward simplemente no necesitaba una excusa, al igual que Ozzy, estaba borracho todo el tiempo. La diferencia era que no salía de la casa y al menos podía apoyarse detrás de la batería cuando la banda decidía intentar escribir. Incluso cuando Ozzy regresó a la casa, estaba demasiado destrozado para cantar:
"Tendría que ir a [Warner Bros] y me dirían: '¿Cómo va el álbum?', y diría: 'Oh, genial, genial'. Tuve que enfrentarme a esas personas sabiendo que no teníamos nada para darles. Llegó al punto en que los otros chicos dijeron: 'Bueno, mira. Si no hacemos nada, vamos a dejarlo. No podemos aguantarlo. Lo dejaremos'. Así que esa fue una decisión entre los tres. Decidimos que teníamos que reemplazar a Ozzy".
Después de un par de meses, quedó claro que no se haría nada hasta que la banda tuviera un cantante decente con el que trabajar. Dado que Ward y Ozzy habían sido los "comandos de drogas" que pasaban la mayor parte del tiempo juntos, Iommi y Butler decidieron que Ward debería darle la noticia a Ozzy de que lo habían expulsado.
En su libro, "I Am Ozzy", Osbourne dice que sintió que le habían quitado el poder de la banda y que Iommi quería castigarlo por sus desapariciones:
"Tuve la sensación en el estudio por un tiempo de que Tony estaba tratando de terminar haciéndome cantar tomas una y otra vez, a pesar de que no había nada malo en la primera".
Osbourne añade que cuando se estaba desmoronando, los otros miembros de BLACK SABBATH deberían haberse quedado junto a él en lugar de darle una patada, especialmente porque ellos tampoco es que estuvieran demasiado sobrios...